OBJETIVO 2020, EL RETO PARA LAS EUROPEAS
Nuño Jiménez Walter, miembro de Izquierda Socialista
y
de la Comisión Ejecutiva del PSPV de Castellón de la Plana
A poco menos de un mes de las elecciones al
Parlamento
Europeo, los partidos políticos de ámbito nacional, han definido sus
estrategias
y candidatos, empezando por los de nuevo cuño y acabando por el del
gobierno,
que ha sido el último para dar la impresión de que está a la última, cuando
en
realidad no ha cambiado nada, ni tan sólo al que ya fue eurodiputado, ni las
políticas que ya conocemos.
El
reto Europeo para muchos partidos empieza y acaba en estas elecciones, así
como
para algún eurodiputado, como es el el caso del popular Mayor Oreja, uno de
los
desconocidos en Bruselas. En cambio otros vienen reforzados de allí, caso
del
socialista Andrés Perelló, más haya de sus mediáticas apariciones en
Salvados,
ha estado a la cabeza de las principales preocupaciones de la CV, fracking,
denominación de origen, etc. La inclusión de Marina Albiol, parece haber
supuesto la pacificación de su agrupación local.
Sin
embargo el verdadero reto es el que tiene en el horizonte la propia Europa,
conocido como objetivo 2020, reto que trasciende lo meramente político o
mediático, para ser una verdadera necesidad si el espacio europeo quiere
creer
en sí mismo como adalid de su propio futuro, sin dependencias de
terceros.
En
España, parece que uno sólo conoce de la existencia de este si asiste a una
conferencia o un Congreso cuando en realidad supone un verdadero reto de
ámbito
nacional y colectivo.. Y se presenta como un reto imposible si no se ponen
todos
los esfuerzos a nuestro alcance en ello, para ese futuro común.
Este,
sin duda, no está siendo el reto del gobierno del PP. Es más lo está
convirtiendo más bien en algo inalcanzable, ya que ni tan siquiera los datos
positivos, como la reducción de victimas de tráfico han podido mantenerse.
No
digamos ya los datos socio-económicos. El objetivo de 0 victimas de tráfico
un
fin de semana, queda lejos tras las 20 víctimas de principio de mes, entre
las
que se encuentran 3 ciclistas, cifra altísima tratándose del medio que es
precisamente se pretende promover, como ya hacen algunos países al bonificar
los
desplazamientos laborales en este medio. Otro dato muy preocupante son las
más
de 20 victimas de violencia de género, un nuevo retroceso que al igual que
el
anterior se ven agravados por el austericidio haciendo honor al ya trágico
nombre.
La
política energética es otro de los ejes del reto 2020. La reducción de gases
de
efecto invernadero que no han cesado de aumentar, aún en la crisis, y que
suponen un coste para las arcas nacionales en derechos de emisión a países
como
Polonia mayores que el propio rescate bancario, no es más que una muestra de
la
desafortunada dirección que toman las políticas del gobierno actual que
coincide
en las políticas que se marcan desde Bruselas.
Europa
y España afrontan un reto complicado, apostar por las energías renovables o
enfrascarnos en una carrera energética con Rusia que nos fuerza a una política por nuevas tecnologías
de
extracción que beneficie a empresas americanas, el nefasto fracking. Si el
futuro que le espera a las islas Columbretes es ser una plataforma de apoyo
petrolífero o que las comarcas del interior hipotequen su futuro por la
incierta
extracción de energía durante apenas 15 años, sería un precio muy caro e
irreversible para todo el país, además de los problemas generados en los
acuíferos.
Nuestro gobierno con Cañete a la cabeza, titular de
medio ambiente ha tutelado la actual política energética que arrincona las
renovables, de los pocos yacimientos de empleo que además de exportar
energía,
también conocimiento, además de preservar el medio ambiente con tecnología
propia. Otra oportunidad perdida para alcanzar el objetivo 2020.
Estas
elecciones que están a la vuelta de la esquina no deberíamos perderlas de
vista
en lo realmente importante, lo que nos afecta diariamente, que no sólo son
los
índices que marcan los mercados, sino también nuestro entorno más cercano y
cotidiano. Sin duda, crear una nueva Europa más social y capaz de
transformar
sus propias estructuras resulta fundamental, pero también ser capaces de
dirigir
nuestras políticas nacionales en la buena dirección, para ello es necesario
rectificar el rumbo hacia la Europa del 2020.
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