Juan Antonio Barrio, portavoz de Izquierda Socialista-PSOE
Respecto
A la gran consecuencia en España, la convocatoria de un Congreso
Extraordinario por parte del PSOE, tiempo habrá (aunque no mucho; la
fecha es para el 19 y 20 de julio) de profundizar en los pormenores.
De
momento baste decir que en mi opinión es un paso atrás. Lo
procedente sería el adelanto de las Primerias Abiertas, con lo que
podría suponer de apertura a la sociedad. El Congreso supone apelar
a los procedimientos clásicos, y además sin dimisión de la
Ejecutiva como sí sucedió en el caso de Almunia. Aquí la Comisión
Ejecutiva Federal se queda hasta el Congreso.
Lo
urgente no debe esconder lo importante. Un primer análisis a escala
de los 28 países que celebraban elecciones muestra, que aún
perdiendo 62 escaños, el Partido Popular Europeo (213) sigue siendo
el primer grupo de la Cámara, seguido del Grupo Socialdemócrata
(190, menos 5). A distancia de los dos primeros grupos; Liberales
(64, menos 21), seguido de Verdes (53, menos 5), Conservadores (46,
menos 10), Izquierda Unitaria Europea (42, más 7). Todo ello
implica, más allá de la teórica posible alianza Socialdemócratas,
Verdes, Izquierda Unitaria, un margen de maniobra muy amplio para el
Consejo, y en definitiva, para Ángela Merkel, que puede proponer
distintas fórmulas implicando acuerdos de los dos primeros grupos.
Si
vamos por países, las victorias del Frente Nacional en Francia, de
UKIP en el Reino Unido y de la Extrema Derecha danesa son enormemente
preocupantes. Pero desde el punto de vista de la izquierda hay que
resaltar dos cosas: el triunfo de Syriza (a la izquierda del PASOK)
en Grecia, y el leve avance del SPD en Alemania, a pesar de ser
Manfred Schültz, candidato a la Comisión.
Resaltemos
también la debacle del socialismo francés y el triunfo
socialdemócrata en Portugal y en Italia. España es el único país
del sur de Europa donde no ha ganado un partido de izquierdas.
En
resumen, la socialdemocracia debería encontrarse ante un dilema: o
bien la colaboración con la derecha en posición subalterna o la
autocrítica de esa actitud y la recuperación y regeneración de una
identidad propia transformadora, con una política de alianzas
orientada a la izquierda. Por desgracia, lo que se ha visto hasta
ahora es un falso dilema entre dos actitudes de la primera posición.
Una, es la alianza con el CDU en Alemania y puede llevar a una muerte
lenta por asfixia. La otra lleva directamente al suicidio,
inmolándose en apoyo a la derecha austericida, el PASOK en Grecia
que sólo ha obtenido el 8% de los votos.
En
España el dilema anterior se reproduce, los principales
beneficiarios del claro debilitamiento del bipartidismo son IU (6
escaños, más 4), aunque con un sentimiento agridulce ante el éxito
arrollador de Podemos, que irrumpe con 5 escaños. En un primer
análisis de urgencia, este grupo parece haber capitalizado un
sentimiento de hartazgo ante las izquierdas tradicionales, con un
voto más joven, muy implicado en los movimientos y las redes
sociales, y una izquierda menos acomplejada con el problema
territorial (el número tres de la candidatura es Jiménez Villarejo,
conocido por su posición no precisamente pronacionalista).
Pero
el problema territorial existe, ERC consigue 2 escaños, el segundo
para el ex socialista Ernest Maragall y algo tiene que ver con el
éxito relativo de UPyD (de 1 a 4) y de Ciutadan´s (de 0 a 2).
Es
más: la resolución del dilema a favor de una Gran Coalición con la
derecha puede buscar, en España, la coartada del problema
territorial. Frente a eso, la izquierda debería defender con
contundencia una Reforma Constitucional en profundidad, en el sentido
de un Estado Federal, pero incluyendo también la reforma del art.
135 de la Constitución, que prioriza absolutamente el pago de la
deuda.
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